Curso 2019/2020

Sesión 1 (6/feb/2020). Primera parte: Distintas miradas, un territorio y lenguaje compartido

Empezamos la primera de las ocho sesiones presenciales que tiene esta nueva edición de la asignatura “Género y Salud”. Cuando conseguimos reunirnos (pareciera que la primera tarea de encontrar el aula ya había requerido ser imaginativas, buscar apoyo externo, compartir estrategias… ¿sería una práctica encubierta?) empezamos con una explicación de los materiales en el Campus Virtual, presentando la asignatura y cómo será la evaluación y destacando que se pretende favorecer la construcción colectiva durante estas semanas (puedes ver el planteamiento con más detalle en la Guía de participantes). Las personas matriculadas vienen de distintas carreras, se da la posibilidad de que asistan personas sin matricular y también hay bastantes sesiones en las que se ha invitado a personas externas para compartir con el grupo su experiencia (académica, profesional/laboral y vivencial). Además tendremos este blog como herramienta colectiva de aprendizaje (y de creación para quien quiera sumarse a aportar) también durante el curso.

Hacemos también las presentaciones personales, tanto del grupo como de las docentes y las personas invitadas a esta sesión: Dau García-Dauder y Sergio Palmerín Hernández. Entre el grupo se comparten las muchas ganas de empezar esta asignatura; hay estudiantes de trabajo social, enfermería, medicina, psicología, políticas, integración social, periodismo… Reconocemos la potencia de un espacio así que nos reúne a todas con nuestras distintas miradas, viniendo desde distintos lugares… Uno de los objetivos de esta primera clase será ver cuál es el territorio y lenguaje compartido sobre el que trabajaremos estas semanas.

Foto clase

Pensamos juntas sobre la idea de salud (como bienestar; como ausencia de enfermedad; como algo que afecta al cuerpo, mente y emociones…) En el modelo biomédico salud se contrapone a enfermedad y está la idea del “silencio de los órganos” (si estamos sanos, nada nos molesta), pero es una idea de salud pobre, simplista. Pensamos sobre las ideas de patología y padecimiento: el segundo tendría más que ver con la mirada (médica, social, cultural) con que se recibe la patología. En cualquier caso, la “patología” tampoco es algo objetivo y neutral, lo que hoy se considera patológico no necesariamente lo será en el futuro, como sucedió con la homosexualidad que salió del DSM en los años setenta y de la lista de enfermedades de la OMS… ¡en los noventa!

Hablamos también de los determinantes sociales de la salud, mencionando la frase “tu código postal tiene más que ver con tu salud que tu código genético”: las diferencias por barrios (cada barrio tiene una composición social y de clase diferente) marcan diferencias en la esperanza de vida de varios años. (Sobre esto ha trabajado Javier Segura bastante, puede leerse en Un viaje en tren por las desigualdades en mortalidad).

En esto de los determinantes sociales en salud, hablamos sobre cómo la clase y la precariedad puede llevarte no ya a no comprarte medicinas y a otros cuidados que tampoco puedas permitirte, como no poder pagar la luz si tienes la máquina de oxígeno puesta todas las horas que te hayan recomendado; sino también a cómo enfermamos y a las distintas expectativas asumidas/interiorizadas/cargadas (que varían según clase y no solo: género, racialización…).

También recogemos cómo en un momento dado la OMS pasó a definir la salud (participada) como un derecho, lo cual permite sustentar la defensa de la sanidad pública y universal pero a la vez ha tenido una cara B perversa de imponer un concepto occidentalizado de la salud a otros países, o de obligar a tratamientos por encima de los deseos de la persona que los recibe. La idea de salud también ha sido y sigue siendo utilizada como control social: lo normal y normativo es sano, lo que se sale de lo normativo es patologizado. Y el que sea una salud realmente participada sigue aún en camino de construirse… Además la definición de la OMS de Salud como “completo bienestar físico, mental y social” lleva a algunas preguntas

….¿alguien está sano?

…¿estamos medicalizando procesos de malestar no patológicos?

…¿dónde quedan en esta definición las enfermedades crónicas?

…¿cómo se mide el bienestar? ¿queremos/necesitamos un bienestar completo 24/7?

…¿es excluyente la idea de salud y la de enfermedad?

Por esto quizá tiene más sentido una definición alternativa en la que la salud se entienda como la capacidad de adaptarnos y autogestionar individual y sobre todo colectivamente, nuestras vidas con sus procesos y malestares.

También hablamos sobre la necesidad de diversificar actores, perspectivas, expertos… y cómo esto no es muy posible en un paradigma biomédico pero sí en los más recientes como el biopsicosocial y con una perspectiva de Derechos, que permiten incidir más en la prevención, y tener una visión más colectiva, contextual y relacional; donde además hay un protagonismo compartido también por pacientes, cuidadoras, colectivos… y así de una idea de enfermedad en el centro podremos pasar a colocar la salud y cómo construirla; del hospital pasaremos a la comunidad, de la cura a la prevención, del tratamiento al cuidado y del paciente a la persona. Este enfoque nos acerca a la salud como una tarea colectiva en el ámbito de lo comunitario.

Acaba la primera parte de la sesión hablando sobre  las tres Ds: Diversidad / Diferenciación / Desigualdad… y también sobre el género como determinante social de la salud y como dispositivo de organización social en dos categorías dicotómicas, pretendidos compartimentos estancos y excluyentes que además están jerarquizados (masculino > femenino) y con el que se categorizan los cuerpos y también las tareas asociadas a cada quien. Tras esto empezarán su intervención los compañeros invitados en esta sesión (¡aunque esto lo contaremos en la siguiente entrada del blog!)

 

Para seguir curioseando:

Cuando no puedes pagar el oxígeno que respiras

Un viaje en tren por las desigualdades en mortalidad

La ley de cuidados inversos. Tu boca habla

Dos nombres sobre los que (me) apetece buscar más: Arthur Kleinman // Leonor Silvestri

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